viernes, 19 de junio de 2009

Escalando con Tormenta

Hacía tiempo que quería subir las fotos, porque fue en Mayo tal suceso, pero al final se ha retrasado el tema. Bien, pues resulta que fuimos a escalar un ratillo a les Penyes Rotges en Onil, aprovechando que como ya es verano y hace calor, ya hay que ir buscando ya sitios fresquitos. Y aunque hacía ya bastante tiempo (¿un año quizas?) que no íbamos por allí, como esta zona es una "vieja conocida", las vías no tenían misterio para nosotros (las fáciles eras fáciles, y las chungas eran chungas).

Así que empezamos haciendo las del inicio, 4º y 5º grado, sin muchas historias, con la dificultad típica de la zona: vías muy explosivas y con no demasiados agarres, pero más o menos bien. De hecho, durante los relajados momentos de conversación que siempre tienen lugar cuando va mucha gente a escalar en grupo, hasta llegamos a inventar un nuevo sistema de aseguramiento y progresión: La técnica del Mocho. No sirve para vías de más de un largo, pero para vías cortas es infalible. No podemos dar más detalles hasta que no esté totalmente cerrada la patente.

Pero poco a poco, como viene siendo habitual en todas las actividades que durante el año hacemos.... la lluvia también quiso participar. Poco a poco, fue formándose una tormenta de evolución... que evolucionó muy, muy rápido.

2009-05-31 Escalada a les Penyes Rotges

Así que mientras el artista del día (BP para los amigos), estaba haciendo la vía que se ve en las fotos (creo que es 6b pero no estoy seguro), y cuando ya estaba en la zona de no retorno (es vía con travesía y la segunda mitad de la vía es medio horizontal) la tormenta empezó a entrar. Con ello, la escalada tranquila que llevávamos se convirtió en una contrarreloj. Mientras que los que ya habían escalado guardaban el material rápidamente, el escalador solitario (aunque sólidamente asegurado por su compañero de cordada), ascendía rápidamente hasta el final de la vía y descendía posiblemente más rápidamente que lo haya hecho nunca. Mientras la tormenta descargaba ya toda su fuerza (es decir muuuucha agua y algún rayo que otro cayendo cercano).

Por suerte, y tras el descenso, todo el grupo nos refugiamos debajo de la susodicha vía (ya que estaba extraplomada y por tanto hacía las veces de refugio para el agua). Y felizmente cuando pasó la tormenta pudimos regresar sanos y casi secos a casa.

Desde aquí, nuestro más sincera enhorabuena al escalador acuático por el magnífico espectáculo que nos ofreció.